Saúl Peña, el valiente remero paralímpico que desafió una brutal agresión: "Salí del hospital con 35 kilos y un 80% de discapacidad" | Marca
“Tenía 17 años y me encontraba en plena preparación para convertirme en bombero. Ese era mi sueño, y me lo arrebataron. Mi vida dio un giro inesperado”, comparte al otro lado de la línea el remero paralímpico Saúl Peña, con un tono de voz que, aclara, no se asemeja en nada al que solía tener. “Estuve casi tres meses intubado y sufrí la paralización de las cuerdas vocales; nunca logré recuperar mi voz anterior a la agresión”, detalla.
Se refiere a lo sucedido el 22 de febrero de 2009. Aquel día, Saúl estaba con sus amigos sentado en un banco del barrio pesquero de Santander cuando otro chaval de la zona, dos años menor, apareció con sus amigos. Apenas le dirigió la palabra antes de darle el primer puñetazo en la cara. Peña intentó levantarse para defenderse, pero el agresor le empujó y él tropezó con el banco, cayó al suelo y allí empezó a ser pateado en la cabeza. “No sé qué se le pasó por la mente”, dice. Sus amigos consiguieron que parase y Saúl pudo levantarse, aunque mareado y con la nariz ensangrentada.
Fue a su casa para ver si se le notaba mucho en la cara porque, en tal caso, luego tendría que dar explicaciones a su madre. No vio nada y volvió con sus amigos un rato. No les dijo que iba a ir al hospital. “Nunca he sido de médicos, pero sabía que algo no iba bien”, rememora. Se encontró a su progenitora, pero le dijo que iba a por gominolas. No quería preocuparla.